Si bien, aún existe un debate sobre el origen del nuevo coronavirus, diversas autoridades sanitarias han afirmado que se trata de una zoonosis. Pero esta no es la primera pandemia causada por la transmisión de enfermedades de animales a humanos.
En 1918 se produjo una de
las pandemias más devastadoras, la gripe española, causada por una cepa del
H1N1 cuyos orígenes vienen de un virus aviar mutado y propagado a animales
porcinos.
En años recientes, ocurrió algo similar, pero en mucha menor escala, con la conocida gripe porcina también proveniente del H1N1, esta vez
originada en México.
La enfermedad de las vacas locas surge entre los animales
bovinos por el consumo de piensos contaminados y se ha trasmitido a los humanos
por consumo de carne de res, esta enfermedad es caracterizada por provocar alteraciones
en el sistema nervioso central.
Otro virus transmitido de animales a humanos y con el que aún lidiamos es el VIH, proveniente del virus de la inmunodeficiencia de
los simios. Aunque se da principalmente entre humanos por contacto sexual,
existe evidencia de que este virus comenzó a propagarse entre quienes comían y
comerciaban carne de chimpancé.
Asimismo, el ébola, con un índice
de mortalidad de hasta el 50% y que recientemente tuvo un brote en África, tiene su origen en el consumo y contacto con secreciones de murciélagos.
No obstante, las afecciones no se limitan al consumo de especies exóticas o carne contaminada, sino que el consumo frecuente de
carne roja, según la OMS, se ve muy relacionada con la aparición de cáncer
colorrectal y con un mayor riesgo de padecer problemas del corazón y diabetes.
Es necesario comprender que de ninguna manera los
animales son responsables de la propagación de estas enfermedades, por lo que
el ataque hacia estos es totalmente injustificado y que, al contrario, son víctimas de los
verdaderos causantes de la propagación de ellas.
Las causas de la propagación van desde el negocio detrás del tráfico de especies, la industria cárnica que
mantiene a los animales hacinados y en terribles condiciones, la deforestación
y perdida de los ecosistemas que ha puesto en mayor contacto a animales
salvajes y humanos, hasta la gran desigualdad mundial que obliga a muchas
comunidades a practicar la caza de animales sin contar con medidas sanitarias
adecuadas para poder sobrevivir.
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