Osos, cerros y desarrollo urbano en Monterrey

En semanas pasadas, luego de diversos acontecimientos, aumentó el interés social sobre el manejo del Oso Negro Americano (Ursus americanus) acostumbrado al ser humano.

Los animales silvestres, como este oso, comienzan a buscar al humano cuando lo han relacionado con alimento fácil, un aprendizaje conocido como condicionamiento.

Este condicionamiento facilita la repetida interacción humano-oso, hasta que los últimos pierden el miedo y se acostumbran al humano; otro tipo de aprendizaje conocido como habituación.

El condicionamiento y la habituación al humano, junto a otros factores, resultan en la atracción de los osos a los asentamientos humanos, lo cual tiende a desenlaces peligrosos para todas las partes involucradas.

Sin embargo, eventos como este, son síntomas de un problema mayor cuyas raíces no reciben el mimo nivel de atención mediática.

¿Qué nos dice la respuesta social sobre la manera en la que percibimos este tipo de problemas y cuál sería una mejor forma de afrontarlos?

Este oso, etiquetado como 34, ha sido reubicado y tiende a regresar a asentamientos humanos (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente [PROFEPA], 2020), un fenómeno relacionado con la alta disponibilidad de alimento.

Esto reduce las opciones de soluciones a corto plazo para este caso en particular, pues la translocación a un zoológico fue posiblemente declinada debido a la presión social.

Mientras que la eutanasia, respuesta común para lidiar con osos “amigables” en Estados Unidos y Canadá, no parece ser viable debido al estado de protección de la especie, declarada en peligro de extinción en la Norma Oficial Mexicana 059 (NOM-059; Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, 2010).

A la fecha, la opción tomada por las autoridades y los expertos ha sido la translocación del individuo a un recinto con la infraestructura para la rehabilitación y reintroducción al hábitat natural (PROFEPA, 2020).

Sin embargo, las decisiones tomadas han sido el enfoque principal de las críticas aparentemente más vocales en redes sociales y en la prensa local.

Algunas críticas individualizan a tal grado de enfocarse en las personas involucradas y no en las razones que justifican las decisiones (e.g. la castración del individuo para, entre otras razones, evitar un fenómeno conocido como depresión por exogamia en la población local de oso negro en Chihuahua.

Dos eventos recientes, con una aparente menor cobertura mediática, se relacionan de manera directa con lo que identificamos como la causa del problema del oso #34: La expansión del desarrollo urbano.

La exclusión de la zona de “Valle de Reyes” en borrador del Plan de Manejo del Parque Nacional Cumbres de Monterrey y la construcción de un edificio multifamiliar por parte de Desarrollos Landra en el Cerro de las Mitras, se valen de herramientas legales, poco accesibles al público general por diversas razones, para facilitar el desarrollo urbanizado sin mucha oposición.

El desarrollo acelerado tiende a carecer de un plan de adaptación sociocultural que promueva reglas de “cordialidad” que permiten la co-existencia armónica con otras especies.

Dichas reglas deben ser aplicadas de manera sistemática mediante legislación (no-punitiva) y educación (e.g. Marley et al., 2016; Abrams et al., 2020), con resultados que se reflejen en la percepción y conducta social (e.g. evasión de osos), acciones (e.g. manejo apropiado de residuos orgánicos) e infraestructura (e.g. contenedores anti-osos.  

Las reglas de cordialidad deben ser apropiadas a nuestro contexto social; sin limitarse a la replicación de lo aplicado en nuestros países vecinos del norte, pero acatando las condiciones materiales y sociales neoleonesas.

Ante este panorama, es urgente la acción colectiva mediante organización social, solidaria y multidisciplinaria, que vaya de la mano con el análisis sistémico (identificación de contexto y condiciones, papel de actrices y actores principales, intereses involucrados, etc.) y la búsqueda de soluciones desde diferentes frentes y con diferentes acciones, como el agotamiento estratégico de instancias legales.

Asimismo, se invita a la población a la revisión y atención al estatus de su iniciativa de Ley de Fomento, Manejo y Conservación de los Grandes Parques y Bosques Urbanos, así como al borrador del Plan de Manejo del PNCM  y a la participación en el proceso de consulta pública, en la consulta y revisión de amparos mencionados en  dicho borrador.

Enviando las observaciones al Dr. Edgardo Sadot Ortiz Hernández, Subdirector Encargado del Parque Nacional Cumbres de Monterrey (sortiz@conanp.gob.mx) y al Ing. Aldo Alemán García, Profesional Dictaminador de Servicios Especializados de la Dirección Regional Noreste y Sierra Madre Oriental (aldo.aleman@conanp.gob.mx).

Por: Colectivo Resistencia Ciencias Biológicas

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